Es entonces preocupante ver cómo en la familia, base en la formación de los seres humanos, se está abriendo una brecha entre sus miembros, dificultando la formación de unos vínculos afectivos debido a factores como: el exceso de trabajo de los padres o cabeza de hogar, falta de recursividad, el no aprovechamiento de los elementos del hogar y considerar que el juego corresponde a espacios externos al familiar. Quizá los resultados serían distintos, si las familias tuvieran un vínculo afectivo fuerte, y la mentalidad consumista y productiva que hoy vende la sociedad no estuviese tan marcada en cada ser humano ni fueran éstos los mayores objetivos de la vida.  

Por lo anterior y con la experiencia desarrollada hace 17 años, consideramos de vital importancia la construcción de espacios interactivos en los cuales las familias se encuentren para dialogar desde el afecto y para construir acuerdos que les permita mejorar sus dinámicas de vida cotidiana.